Todo esto te daré

Hay novelas con las que convivimos toda la vida, novelas que nos atrapan, novelas que nos defraudan, novelas que nos enamoran y novelas que, simplemente, necesitamos. A estas últimas pertenece Todo esto te daré, la última obra de Dolores Redondo.

Secretos, intriga, tensión, escenarios fantásticamente maravillosos, personajes con vida propia y, sobre todo, amor. Todo ello es lo que vivimos junto a Manuel, un famoso escritor que pierde a su marido, Álvaro, el día menos pensado, de la forma más usual, en el lugar menos esperado.

A descifrar su misteriosa muerte nos ayudarán Nogueira, un guardia civil jubilado y Lucas, un sacerdote amigo de Manuel. Juntos, formarán un equipo que superará convencionalismos, prejuicios y los entramados de poder de una de las familias aristocráticas más antiguas del país, con el fin de encontrar la verdad.

Las breves descripciones de los personajes nos muestra, a priori, las contradicciones aparentes, pero es ello, el viaje de Manuel a través de los sentimientos encontrados que experimenta a lo largo de su búsqueda, el abrumador choque de realidad, lo que hace que las diferencias dejen de tener sentido y el libro se convierta en una obra que abarca de la forma más delicada, pero potente en su mensaje, temas como la homosexualidad, el machismo, las agresiones sexuales, la fe, la tradición, la maternidad, la fraternidad, la codicia, el poder…

Temas tan necesarios de tratar, de una manera tan natural, en un libro con la difusión que el Premio Planeta otorga, con la calidad de una autora como Dolores Redondo, es lo que convierte, Todo esto te daré, en una novela rompedora con el panorama actual y, dicho sea de paso, en una de las mejores lecturas que he tenido el placer de disfrutar en mucho tiempo.

Por todo ello, mi recomendación no puede ser otra que sumergirse en sus páginas y dejarse envolver por la magia de la Ribeira Sacra, de quebrantar y destruir las fronteras que la sociedad y nosotros nos hemos autoimpuesto; porque si algo demuestra esta novela es que el amor, la amistad y la bondad no entienden de género, de orientación sexual, de religión o de clase social, tan sólo, de las heridas que se esconden tras la piel de las personas que nos rodean.